Se abre una nueva oportunidad, el actual espacio de diálogos entre
la insurgencia FARC-EP y el gobierno nacional, y la cada vez más cercana
posibilidad de diálogo con la UC-ELN, se presenta como un escenario que si bien
se da en un contexto de confrontación militar, es una posibilidad para la culminación
del conflicto social, político y armado que vive nuestro país desde hace ya
casi seis décadas. La posibilidad de una salida dialogada y negociada corresponde
con el clamor popular de construir la paz con justicia social. En este marco
han salido a relucir una serie de debates y problemas históricos para el pueblo
colombiano, la excesiva concentración de la tierra en unas pocas manos, la
desigualdad social, la exclusión del sistema político colombiano, la
exterminación de los luchadores populares, la persecución y criminalización a
la protesta social, los recortes a las políticas sociales, en fin, se podría
continuar con la lista. Por lo cual partimos de la premisa que la construcción
de la paz con justicia social, y de una Colombia diferente solo podrá darse si
la sociedad civil en su conjunto participa de manera directa, con su voz, como
constituyente primario.
El sistema político colombiano se ha caracterizado por ser un
régimen excluyente, que históricamente ha exterminado las voces diferentes a
través de la violencia, ignorando los intereses y necesidades de los sectores
populares, a la vez que las clases políticas dominantes recurren a prácticas
extrainstitucionales, corruptas y clientelares para mantenerse en el poder, y El fin de la persecución histórica desde las esferas del poder cesará cuando millones de voces se
empoderen de la construcción de una Colombia diferente, donde la participación
de los excluidos en la definición de los rumbos nacionales sea un hecho y no un
anhelo.
Trascender la
configuración de democracia representativa y participativa que existe en el
país requiere ineludiblemente una renovación y participación desde abajo, de
tal forma que se pueda construir un
nuevo marco para las relaciones sociales a partir de la pluralidad y la
participación mediante la movilización e inclusión estatal. Sin embargo, existe
aún poco consenso acerca de la intervención de los sectores sociales y
populares en el sistema político colombiano, es necesario por lo tanto ubicar
un punto intermedio entre los retos que trae consigo el posconflicto, que no se
reduce específicamente a la superación de las secuelas del conflicto social y
armado, sino en acciones encaminadas a generar las condiciones propicias para
la superación de las causas estructurales que dieron origen a este, y que hoy
se han profundizado generando la degradación del conflicto. Pues el acuerdo que
conlleve a la culminación del conflicto social, político y armado
ineludiblemente deberá partir de una reconfiguración del sistema político
colombiano, en lo que respecta a las garantías democráticas para hacer
política, y expresar ideas contrarias a las dominantes. Pues a través de la
historia ha habido intentos de realizar el tránsito e inserción al sistema
democrático, con nefastos resultados como lo fue el genocidio de más de 5000
militantes de la Unión Patriótica.
Por lo cual hoy nos preguntamos ¿Está
el sistema político colombiano en capacidad de materializar las demandas de los
sectores sociales y populares que se han visto históricamente excluidos del poder?
¿Qué papel juega la educación en la actual situación de Colombia, cuál sería
este en un escenario de paz con justicia social?
Siendo la Universidad el escenario
por excelencia para la discusión, el
debate, la crítica y la construcción de una sociedad justa, plural y
democrática, donde tengamos la capacidad de escuchar la voz disidente en el
marco de la tolerancia y el respeto, se propone el desarrollo de un foro que
permita el debate en torno a la construcción de paz con justicia social en el país.
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